Espejismos y resultados electorales



Por Rafael Nuñez



Tiene algún ciudadano dominicano la preocupación de que en los últimos procesos electorales ha habido la comisión de fraude? ¿Siente algún sector de la sociedad la inquietud de que las últimas victorias del partido oficial respondieron a manipulación del electorado? Hay que responder a estas preguntas con un NO rotundo.

Los resultados de las elecciones presidenciales de 2008 y de las recientes congresuales y municipales se correspondieron con las estimaciones o estudios de campo que hicieron las más prestigiosas empresas que realizan encuestas en el país.


Revisando los resultados de esos estudios sobre las elecciones de 2008, en la que resultó reelecto el presidente Leonel Fernández, todas, absolutamente todas, decían lo que finalmente ocurrió: que el doctor Leonel Fernández ganó con un 54 por ciento. Ninguna firma predijo que el candidato opositor a Fernández ganaría las elecciones, y hasta de relajo, que se dijera, parecería un absurdo.


Otro argumento que se cae con los análisis “independientes” es la de utilización de los recursos del Estado. La metodología empleada para hacer esos estudios de campo son los mismos que utilizan esas empresas para hacer sus estimaciones. ¿Van esas empresas a utilizar artimañas para establecer estados de ánimo diferentes a la realidad? No, ninguna empresa está en disposición de arriesgar su principal capital, que es la reputación. A menos que sea una entidad utilizada para comercializar en tiempos de campaña, que las hay, y todos conocemos su origen, las empresas genuinas que hacen trabajo no se aventuran.


En República Dominicana, buena parte de los medios de comunicación hacen una labor extraordinariamente positiva para el fortalecimiento de la institucionalidad y la democracia. Saben que su rol siempre ha sido, entre otros, el poder indicarnos sobre cuáles problemas debemos enfocarnos en la agenda que tiene por delante la sociedad dominicana.


Nunca, por supuesto, ni los medios ni otro sector, ha intentado ponernos a pensar de determinada manera.


Pensar de tal o cual forma es un derecho que le viene al ser humano desde su nacimiento, como también le es propio a la sociedad pensar de manera libre. En estos tiempos de avances tecnológicos en la comunicación y la información, los medios no hacen esfuerzos en generar opinión, pues su función en esta etapa de la humanidad sirve más como expresión de lo que piensa y siente su público.


Esta transformación de los medios ha servido, además, para que los públicos tengan acceso libre a la información. La información está en la gente, el público se siente empoderado de la información.

Lo que hacen los públicos es justificar ante sí mismos la información que tienen. Los públicos tienen la libertad de confirmar la información que se le sirve o rechazarla, si advierten manipulación.


Generar opinión en estos tiempos, sin embargo, no está invalidado para quienes sienten el derecho de hacerlo; el público de hoy es distinto al de hace 30 o 40 años cuando la comunicación y la información no habían experimentado los avances a los que hemos hecho referencia.


Todos los ciudadanos de tiempos pasados no tenían acceso a las informaciones de las que disponemos hoy. Por medio del internet, por ejemplo, el público de este tiempo está al alcance de una cantidad infinita de información, que no la puede asimilar o procesar ningún ser sobre la tierra.


Los públicos pueden confrontar la información que se le está proveyendo. Pueden comprobar si la interpretación de determinada realidad se hace con algún nivel de engaño. Los pueblos, por escaso desarrollo intelectual que se le pueda atribuir, tienen una inteligencia colectiva que le sirve para racionalizar de manera lógica las informaciones políticas.


Se debe señalar que el proceso de comunicación entre la gente y los pueblos no se da de manera aislada. En él juega un papel fundamental lo emocional, de lo cual hay estudios de expertos. En esa telaraña comunicacional entran a jugar roles muchos factores: las actitudes, las enseñanzas, los hábitos y un sinnúmero de elementos que llevan a la gente a tener una significación e interpretación de la información.


Leonel Fernández, que ha sido un estudioso de la comunicación, especialmente del papel del rol de la opinión pública, desde su función de Presidente de todos los dominicanos, ha sido respetuoso de la libertad que tienen los medios de comunicación de informar. Él está consciente de la gran responsabilidad de los periodistas. Conoce de la A hasta la Z los límites del poder y las fronteras de los medios. Lo importante es que haya una relación armoniosa, respetuosa y el reconocimiento del papel que juega cada quien, lo que ha sido una constante en sus gobiernos.


Los resultados de unas elecciones, en una sociedad democrática como la nuestra, están determinados por la voluntad popular. La voluntad popular se expresa en las urnas dispuestas por el proceso electoral que organiza la Junta Central, que a su vez está amparada por una Ley, votada por el Congreso Nacional.


Cualquier otra cosa alejada de estas instancias, debilita el proceso de fortalecimiento institucional, no importa de dónde se origine ni si esas voces se levantan desde cierto litoral mediático, con fines manifiestos.

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