Santo Domingo, Rep. Dom.- Un foro internacional reveló: “A pesar de los múltiples estudios llevados a cabo durante años por investigadores de diferentes especialidades, “no se ha determinado ni demostrado que las antenas de recepción y/o transmisión de ondas, ni los dispositivos móviles, causen daños a la salud”.
El “Primer Foro Internacional de Comunicación Móvil y Salud” que trató sobre posibles efectos que causarían a la salud humana las señales de radiofrecuencia utilizadas en servicios de radiodifusión, comunicaciones móviles, microondas y radares, fue celebrado hoy en el Gran Salón del hotel Meliá Santo Domingo, de esta capital.
El Foro estuvo dirigido a grupos interesados en conocer la relación entre las comunicaciones móviles y los posibles riesgos de su uso en la salud de los ciudadanos y el medio ambiente. Contó con el patrocinio del Instituto Dominicano de las Telecomunicaciones (INDOTEL), la Asociación del Sistema Global de Servicios Móviles para América Latina (GSMA) y la industria de las telecomunicaciones del país.
Según una de las conclusiones del evento, “los estudios han demostrado de forma consistente que las ondas de radio existentes habitualmente están muy por debajo de los niveles necesarios para producir un calentamiento significativo y aumento de la temperatura corporal”, de manera que puedan causar daños a la salud.
“El consenso internacional es que los límites actuales están basados en toda la evidencia científica disponible e incorporan elevados márgenes de seguridad, con los que garantizan sobradamente la protección a la salud”, enfatizó el Foro que contó con la participación de expertos nacionales e internacionales.
Especificó que “desde 1995, más de 20 grupos de expertos y agencias gubernamentales han examinado los datos científicos y sus conclusiones son que no se puede establecer que exista riesgo para la salud debido a exposiciones a ondas de radio a niveles inferiores a los que marca la recomendación de la Comisión Internacional para la protección de la radiación no ionizantes (ICNIRP)”, la cual es recomendada por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Destaca, asimismo, señalamientos de la OMS que estiman que desde 1997 se han invertido más de 200 millones de dólares en la financiación de programas de investigación para valorar los futuros riesgos sanitarios del uso de la radiofrecuencia.
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